Quién fue, qué me pasó;
por qué me cuesta tanto escucharte corazón;
qué poderosa magia calló tu voz,
y qué sutil encanto tus huellas borró.
Al igual que un ardiente desierto,
que busca el agua de la lluvia;
ando bajo este negro cielo,
en busca de mi cordura.
Y busco, y miro...
y ando, y sigo...
Por algún maleficio extraño,
mi alma se deja arrastrar;
por caminos insospechados,
por montañas, por tierra y por mar.
Algún poderoso hechicero
sus encantos contra mi utilizó;
y con su alquimia de fuego,
la rueda de mi destino paralizó.
Y busco, y miro...
y ando, y sigo...
Quise de una flor, robar sus encantos,
pero aroma y color, me regaló a cambio;
y con una suave voz, me dio su consejo,
no busques culpables, busca tu propio cielo.
Busqué en la luna, la luz de mi destino,
y en el cielo claro, a mi sol perdido;
pero no he encontrado más, que a un libro vacío,
que me mira, se burla, y me espera dormido.
Y busco, y miro...
y ando, y sigo...
Y aún sigo entre tinieblas buscando,
poder elevar mis ilusiones a cielos más claros;
atravesando los Tártaros infernales de mis fracasos,
cruzando los mares, las montañas y los llanos.
Porque me siento pequeña para cargar con mi pasado,
cual Sísifo que sube, y cae desgarrado;
porque me siento débil, para seguir soportando,
esta cruz que me pesa, que tira y se hace barro.
Y busco, y miro...
y ando, y sigo...
Quizás porque ese sea mi destino,
buscar eternamente la luz en mis ojos vencidos;
y mirar las estrellas, mientras ando por el camino,
siguiendo las huellas del corazón que he perdido.
Y busco, y miro...
y ando, y sigo...
1 comentario:
Estabas triste,por qué no me lo dijistes?...hermoso poema, bellas metáforas.Ruego a Dios, hallas encontrado la felicidad.Te quiero...
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