Esta tarde me miré a los ojos,
y me dí cuenta de que no eran los mios;
había algo distinto en ellos,
y no pude descifrarlos.
Hay algo aquí adentro,
que se ha transformado;
y por primera vez tengo miedo,
porque la confusión me ha capturado.
No sé a qué se deba el cambio,
mis dudas o mis nervios;
solo quiero salir corriendo,
pero mientras más corro, menos llego.
Quisiera escaparme, irme lejos,
evadir este mundo (enloquecido y ciego);
pero es difícil escaparse si es de uno mismo,
y de sus propios miedos.
Esta noche podría robar del cielo,
toda la bella poesía que han escrito los maestros,
pero esta noche...
esta noche no puedo.
Estoy temblando de miedo, y no lo niego,
y es que el crecer trae cambios;
y los cambios traen angustias y vértigo,
que uno lo desconoce
hasta que se enfrenta con ellos.
Pero el enfrentarse es difícil y es duro,
porque el enfrentamiento es con uno mismo;
y es entre la conciencia y nuestros propios miedos,
las angustias y nuestras ganas de seguir creciendo.
Y es por eso que nadie puede salir perdiendo,
porque solo se gana si crecemos;
aunque no luchemos limpios, y nos hagamos los ciegos,
y sobre todo...
aunque tengamos miedo.
