viernes, 15 de febrero de 2008

Sin Sentido

Bajo esta noche de luna serena,

midiendo mis sueños sin pensar en riesgos;

sintiendo la brisa del otoño cerca,

pulsar cual bandolina mi alma inquieta;

llenando de luces mil espacios oscuros,

derribando rencores y a este tonto orgullo.


Sintiendo en silencio la luz clandestina,

de viejas ideas e ilusiones perdidas;

recordando calles, árboles y juegos,

rescatando rostros y amores eternos;

de aquella niña que aún sigue dentro,

golpeando a las puertas doradas del cielo.


Pensando en voz baja, con el alma en silencio,

y el corazón en la mano, con que estoy escribiendo;

plasmando sin sentido, palabras y versos,

tratando de detener, mil historias en el tiempo;

construyendo puentes entre lo invisible y lo eterno,

y cruzando los mares del averno interno.


Recorriendo los dantescos círculos de mi mente,

creando imágenes que quizás no me reflejen;

tratando de liberarme de este estado de sitio,

que jaquea mis sentidos cuando escribo;

querido corazón, deja ya estas palabras,

porque esta mano se revela, ante tu tiránica carga.


La hora de empezar ha llegado...


Durante años guardé mis poemas, como el mayor de mis tesoro; pues ellos dejaban al descubierto la fragilidad de mi alma.

Pero me he dado cuenta, que se están marchitando sin que nadie más lo lea.

Por eso, he decidido abrir el baúl donde los atesoraba, y dejarlos escapar, cual mariposas de cristales pintadas con mis sentimientos; ellas saldrán al mundo y revolotearán felices de ser vistas; seguramente no salgan en el orden en que fueron concebidas, pero de vez en cuando atraparé alguna con una fina red hecha con los mismos materiales con que están hechos los sueños, y las plasmaré en este lugar.

Solo espero compartirlas y que no se llenen más de ese polvo del tiempo que las esta opacando.


martes, 12 de febrero de 2008

Empecemos a entendernos...

Comencemos con un homenaje a un español genial...

Isabel.- No sé. Por momentos creo que está hablando en serio, pero es tan extraño todo. Parece una página arrancada de un libro.
Mauricio.- Precisamente a eso iba yo. Por qué encerrar siempre la poesía en los libros y no llevarla al aire libre, a los jardines y a las calles? Va comprendiendo ahora?
Isabel.- La idea, quizás. Lo que no entiendo es cómo puede realizarse todo eso.
Mauricio.- Lo entenderá en seguida. (...)

(Los árboles mueren de pie, Alejandro Casona, acto primero, escena 17)

Intentaré explicarlo en este espacio y dentro de poco tiempo.