martes, 19 de febrero de 2008

La Reina de las Hadas...

Quien o quienes escribieron las obras de William Shakespeare, se equivocaron...que la Reina de las Hadas es Titania?...quizás, hace mucho lo fué, en aquella época; pero la verdadera Reina de las Hadas actual, nada tiene que envidiarle a Titania.
Para ella es el poema de hoy.

Sras. y sres. les presento a la verdadera Reina...

Melina

Por tus ojitos negros,

por tu clara mirada,

tu llegaste niña,

tierna dulce y calma.


Una pequeña hada

disfrazada de princesa,

has trasmutado niña

en oro nuestras penas.


Y unas manitos inquietas

que todo lo quieren alcanzar,

sin entender mi niña,

que algo te puede hacer llorar.


Mi princesita bella,

de ingenua mirada,

de mirar sereno,

tierna, dulce y calma.

Te agradezco niña

tu limpia mirada,

y ese cariño, que tus manitas regalan.


Y te pido niña,

no cambies mañana,

y aunque muchos odien,

tu ama y ama;

que a veces una sonrisa

tierna, dulce y calma,

suele borrar el odio

de las oscuras miradas.


Sueña princesa mia,

y no te dejes cambiar;

sueña que tu mañana,

te ha empezado a llamar.




Y para los que aún disfrutan llevar dentro al niño que alguna vez fueron, les recomiendo: "sueño de una noche de San Juan", de Ángel de la Cruz y Manolo Gómez, de 2005, una realización totalmente hecha en Galicia, y una hermosura de la animación.

Una sutil mezcla...

Alguna vez... alguien vio una cruza entre una Princesa Guerrera (al estilo de Xena) y un Hada de los bosques ?
No?...De lo que se ha perdido entonces.
Pues la Naturaleza premio a toda mi familia con una
niña hermosa, de finos cabellos castaños, y unos ojos...que expresan más de lo que ella cree; y que es justamente eso, una mezcla entre una Princesa Guerrera y un Hada. Y aquí la presento.

Rocío

Tu dulce presencia me recuerda,

las cálidas tardes, salidas de la escuela;

tardes de otoño y caminos dorados

bajo las arboledas.


Eres como una mujer en miniatura,

una mezcla sutil de princesa y salvaje;

siempre atenta, siempre sonante,

y siempre dando cariño a manos llenas.


Tu dulce imagen me recuerda,

la fresca brisa de la noche veraniega;

cuando la luna y las estrellas brillan

al reflejarse en las aguas marinas.


Eres como un manantial, una estrella nueva;

de pronto estallas y luego serenas;

siempre dispuesta, siempre rebelde,

y siempre con una sonrisa naciente.


Tu dulce carita me recuerda,

la cristalina luz de la mañana;

del despertar junto a los pájaros,

y al suave aroma del jazmín blanco.


Eres mi tesoro, mi princesa,

mi mujercita, mi salvaje;

eres mi manantial, mi estrella nueva,

la que me da luz en las tinieblas.


Eres mi volcán y mi espejo;

mi luz y mi lucero;

eres mi dulce niña y mi tormento,

la que me dio la voz para tus versos.