Ahí, donde olvido mis sueños,
donde mi mirada se confunde con el mar;
y donde mi alma busca el camino,
para poder abandonar esta soledad.
Ahí, donde se cruzan los senderos,
donde abre sus alas la libertad;
donde el viento olvida su lamento,
y los pájaros su dulce cantar.
Ahí, donde guardo mis secretos,
donde mis ojos se cansan de llorar;
donde olvido todos mis silencios,
y mi alma se siente a reposar.
Ahí, donde brillan los recuerdos,
y éstos se confunden con mi realidad;
donde se unieron dentro mio,
los ejércitos del bien y del mal.
Ahí, donde deposito mis besos,
donde suelo mis caricias olvidar;
y donde más de una vez he dejado,
mis ilusiones y mis ganas de andar.
Ahí, donde busco los motivos,
para poder mi fe recuperar;
donde intento encontrar mi credo,
mi inocencia y con mi luz brillar.
Ahí, donde pierdo mis sentidos,
cuando estoy cansada ya de intentar;
donde pretendo hallar solo un motivo,
que me dé fuerzas para volver a empezar.
Ahí, donde el corazón está esperando,
tener una razón para poder marchar;
donde los árboles elevan sus brazos al cielo,
y donde los barcos se lanzan a la mar.
Es ahí, donde busco mi refugio,
donde busco mi luz y mi cantar;
donde invoco a los duendes del ocaso,
para que me ayuden a crear.
Es ahí, donde me pierdo,
y donde me intento a veces encontrar;
donde trato de rearmar mis sueños,
mi voz y mis ganas de andar.
Y porque ese es el cielo del cual escapo,
cuando las estrellas me dejan de alumbrar;
buscando en la mar resguardo,
y poesías en las flores de azahar.
Y es que quizás ya me he cansado,
quizás ya no tenga fuerzas para volverme a armar;
y es que quizás ya he olvidado,
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