Voy buscando la llave o la cruz,
que abra las puertas de aquel cielo, mi cielo interior;
para liberar mi alma, y brillar con mi luz,
como los miles de luceros,
que habitan en mi cielo azul.
Voy buscando las estelas, que dejé al caminar;
por senderos y desiertos,
por la playa y por la mar;
las que nacieron de mis sueños,
y de los destellos de mi llorar.
Voy buscando por los caminos,
las señales que me ayuden a recuperar mi fé,
la que quedó entre los bolsillos,
de una niña que deseaba creer,
en hadas, en duende, y en ramos de sueños.
Voy buscando todos los colores,
para poder con ellos pintar,
los sueños y las ilusiones
que crecen a orillas del mar;
en el fondo de mis ojos y en el aroma del azahar.
Voy buscando de mi memoria desterrarte,
de mi piel, de mi boca, de mis sentidos;
porque como Judas, al traicionarme,
perdiste la luz de mi camino,
que no es como un sol, pero es abrigo, que te di y lo dejaste.
Voy buscando en el viento,
la canción que arrulle mis lamentos;
para dormirlos, para domarlos;
para poder ascender a cielos mas altos,
y dejar atrás la tierra de llantos.
Y sigo buscando robar del tiempo,
la llave que abra mi propio cielo;
para hallar a la niña de mis cuentos,
la que creía, la que tejía sueños,
la que llenaba de luces, al corazón que llevo dentro.
Buscando voy, por caminos y desiertos,
por los mares y los campos del viento;
rescatando historias, palabras y rezos,
de la niña que aún trata de seguir creyendo,
en hadas, en duendes y en mundos perfectos.